La séptima ocasión en la que el clarinetista Joan Enric Lluna ha visitado la Sociedad de Conciertos de Alicante (la primera fue en 2003) ha permitido al público disfrutar de un artista en el momento más álgido de su carrera. Maduro, talentoso, lleno de recursos técnicos y musicales., así como de su gran capacidad para dirigir al Moonwinds Ensemble, formado por Robert Silla (oboe), Juan Antonio Ferriol (oboe), Mª Ángeles Galán (clarinete), Higinio Arrue (fagot), Alba González (fagot), José Miguel Lluna (trompa), David Fernández (trompa) y Toni García (contrabajo). Su actuación se puede calificar de excelente, a la altura del bien escogido programa.
Para animar el concierto iniciaron la actuación con las piezas La Bondissante et La Couperin, de Couperin, uno de los compositores más destacados del Barroco francés, que sonaron plenas de elegancia y refinamiento. Es preciso resaltar el delicado tratamiento de toda la ornamentación de la pieza, que hace más bella la interpretación, con sus brillantes mordentes y trinos. Couperin utiliza la textura contrapuntística de manera clara y ligera, creando sofisticados diálogos entre las voces.
Llegó el turno para Mozart, con la interpretación de la Serenata en do menor, también conocida como la Serenata n.º 12 en do menor, K. 388/384a, una obra fascinante y compleja, que destaca en el repertorio de música de cámara, por su tonalidad oscura y s intenso dramatismo. La perfecta combinación de instrumentos de viento permitió una rica variedad de colores y texturas sonoras. Resaltan la técnica contrapuntística compleja y delicada del primer y último movimientos, creando una atmósfera densa y entrelazada en la que los artistas demostraron su maestría en el manejo de las distintas voces.
El grupo de cámara supo resolver con solvencia las elaboradas estructuras compositivas y los amplios contrastes dinámicos, desde pasajes muy suaves hasta momentos de gran intensidad, lo que contribuyó a la expresión dramática y emocional de la música. Especialmente brillante sonaron en el tercer movimiento, el Menuetto, con un sonido oscuro y solemne, y el Trio, más ligero y pastoral.
Después del descanso interpretaron la obra Harmoniemusik. Una cosa rara, una adaptación para conjunto de viento de la ópera Una cosa rara, de Vicente Martín y Soler, que conserva las melodías líricas y memorables de la pieza original (muy populares en su tiempo), apreciada por su belleza y cantabilidad, pero también por su carácter festivo. Una composición con un estilo musical pleno de elegancia, encanto y sencillez melódica, en la que predomina la textura homofónica, lo que facilita la comprensión y acerca la interpretación al público. Sobresalió la excelente interpretación de las modulaciones tonales que añadieron interés y dinamismo a la música.
Cerró la primera parte el vibrante recital la Serenata en Mi bemol mayor, Mozart, una de sus obras maestras para conjunto de viento por la complejidad de la estructura. A diferencia de muchas serenatas que tienen cuatro movimientos, la Gran Partita consta de siete, lo que la hace más variada.
La obra presenta una rica y avanzada armonización para la época, utilizando modulaciones y progresiones que añaden profundidad emocional, creando bellos matices y una textura polifónica rica y armoniosa.
Joan Enric Lluna y Moonwinds Ensemble estuvieron a la altura del alto nivel de virtuosismo que exigen los pasajes más técnicos y las interpretaciones solistas.
Especialmente memorable resultó la interpretación del adagio, uno de los más célebres y apreciados de la obra.
Después de un largo y merecido aplauso, obsequiaron al público con El Finale de Una cosa rara, de Martín y Soler.